No pudo ser por méritos propios y hubo que esperar a que Rumanía y Estados Unidos jugarán su partido. Al final serán ellas dos las selecciones que pasen de fase, dejando a España y a Sudán en la fase de grupos al empatar su partido.
En la libreta del seleccionador, Pedro Pablo Crespo, y de su asistente, Diego de la Torre, hay infinidad de apuntes que marcan un recorrido de mejora pensando en el futuro. “Siempre dijimos que esto era una inversión, y la experiencia en ese sentido ha sido muy positiva. En un Mundial juegan 32 equipos y pierden 31, ahora que nos damos cuenta de que no los vamos a ganar estamos tristes, pero evidentemente la experiencia es positiva y ha sido un primer paso para conocer, ver partidos, trabajar en esto del minifútbol que estamos seguros que va a ser en nuestro país un producto deportivo interesante y con mucho más tirón”.
Para trabajar pensando en ese futuro y en las siguientes citas del combinado español, el equipo tiene una serie de necesidades. “Necesitamos que estos chicos jueguen más esta modalidad de fútbol 6 durante el año y hacer las cosas con más tiempo, viajamos el día antes, un viaje largo, no pudimos entrenar nada por una gran tormenta que anegó nuestro campo de entrenamiento y la primera vez que los jugadores se encontraron como equipo fue ya en el partido. La derrota con Rumanía fue un mazazo y la verdad, en este último partido no hemos estado a la altura”, apuntó de la Torre.
España abandona el mundial, pero no Ras Al Khaima hasta dentro de unos días. Será momento de entrenar, de ver mucho minifútbol y de convivir de cara al gran futuro que tanto desde la AEMF como desde la Fundación Eusebio Sacristán, impulsora de esta selección, se piensa para el equipo español.